epígrafe

Jesús es la respuesta
siempre y cuando
la pregunta no sea
cuál es el peso atómico del cadmio.

–Ángel Ortuño.

3 de enero de 2010

The times they are changin’ (or not)




Saludos autómatas del Sector 7-G.

¿Cómo les pinta el 2010?
¿Qué les pareció el 2009?

Mi primera idea es que hay prisiones centroamericanas más amigables que el 2009. 

Pero después pienso en Radiohead, Metallica y Depeche Mode en vivo, en el tatuaje que me hice en la espalda, en mis amigos que no me dejaron morir solo ni uno de los 365 días que acaban de pasar (Angélica, Jorge S, Jorge P, Sik, Andrei, Rodrigo, Geru, Lion, el Güero, Panchita, Claudia, Angie, Sandra, Kobra, Oscar, Osvaldo, Joselo, Paola, un larguísimo etcétera), en mi hija que es tan encabronadamente inteligente que a veces me asusta.
Pienso en mi familia que tampoco falló nunca y concluyo que el 2009 no estuvo tan mal.
Perdí dos muelas (a una le puse Pain y a la otra Pedro Infante), por fin fui a las luchas (los rudos son la onda), armé la banda de rock que siempre había querido con los KFGC (13 horas seguidas de Rock Band and we still rock), leí cosas magistrales (Monzó, Carver, Fernández Mallo, José Eugenio Sánchez, McEwan, Bolaño, Vonnegut, Eggers).
Afuera hubo tapabocas azules, aviones secuestrados con latas de Jumex, el narcotráfico en boca de todos, disparos en el metro.
El gobierno y la policía tuvieron miles de oportunidades para demostrar que no sirven para un carajo y en cada una lo consiguieron impecablemente.
Yo traté de tomarlo con calma, vi películas y me volví fan de Doctor House.

Ahora el 2010.

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