Estela se queda mirando el vapor que se condensa en el techo y forma pequeñas gotas que caen aquí y allá provocando sonidos agudos al estrellarse contra los azulejos del piso.
Con los ojos cerrados recuerda que cuando era niña, su abuela despidió a una sirvienta por limpiar una mancha de vapor que según ella era la imagen de la virgen de Guadalupe.
Estela hunde la mano en el agua de la tina y se acaricia los muslos con los bordes de las uñas. Traza círculos invisibles sobre la piel y mira lánguidamente los pequeños remolinos que se mueven sin rumbo en la superficie.
Con los dedos, separa los labios vaginales y estimula el clítoris con caricias breves y acompasadas. Golpea rítmicamente con el talón en la orilla de la bañera e imagina que el sonido lo provoca su cuerpo al ser empujado una y otra vez contra la cabecera de una cama.
Cuando alcanza el orgasmo, sumerge la cabeza y grita bajo el agua.
Poco a poco va aflojando los músculos del cuerpo y emerge lentamente a medida que siente que le falta el aire.
Abre los ojos a tiempo para ver como una de las gotas se desprende del techo y cae fría en su frente como un beso de despedida.
Con las pestañas todavía perladas de agua, Estela piensa en su abuela. Se pregunta si ella también se masturbaba.
me gusta.
ResponderBorrarExelente!
ResponderBorrarMe encanta el nuevo diseño del blog.
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