epígrafe

Jesús es la respuesta
siempre y cuando
la pregunta no sea
cuál es el peso atómico del cadmio.

–Ángel Ortuño.

22 de enero de 2010

Despertar 26





Z despierta triste y no tiene ganas de nada.
No se levanta a poner la cafetera, no se alegra porque sea sábado, no prende la TV ni la computadora.
Enciende un cigarro y mientras fuma, deja que la cenizas caigan sobre las sábanas.
Durante todo el día sólo se levanta de la cama dos veces para ir al baño.
No mira el reloj, no contesta el teléfono. No quiere enterarse de nada.
Afuera empieza a llover y después deja de llover y después se hace de noche.
Z sólo quiere dormir durante varios días.
Piensa en alimentar a Dimebag Darrel (su pez beta) antes de volver a sumirse en la auto-compasión.
Vence el sopor y sale de las cobijas, se pone las pantuflas de Homero Simpson que su hermano le regaló de cumpleaños, toma el botecito de comida para peces y arrastra los pies por los cinco metros que lo separan de la pecera.
Dimebag Darrel flota inerte sobre el agua.

3 comentarios:

  1. Hay días que salen así asó, deprimentes, y no hay nada que se pueda hacer para remediarlo, solo quedarnos a esperar pacientemente que el día pase, y con ello la consecuente depresión que lleva consigo.
    A veces es necesaria la auto- compasión. No es muy sana, pero el ser humano lleva mejor su miserable existencia si piensa de vez en cuando que no es más que un fracasado que no sirve a nadie... no sé, te hace sentir mejor.

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  2. El mejor medicamento antidepresivo sin duda es tener que alimentar a alguien todos los dias! eso nos hace fuertes para salir de las cobijas...
    es grandioso leer sus entrelineas Maestro!

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  3. encariñarse de un pez es peor que hacerlo con un humano, de verdad, una cosita tan frágil exige una dosis grande de compasión.

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